A mi maestra de aula
Abría las ventanas para que el viento, el sol o alguna mariposa entrara.
Era mi aula la suya, nuestro reino.
Buenos días, príncipes y princesas, ciudadanos del nuevo mundo, nos llamaba
para luego abrir el libro en una página cualquiera.
Qué importaba lo que en ella hubiera, no había historia, paraje, fórmula o pregunta
que no respondiera.
No sé si en todas con certeza, sí con sabiduría.
Mi maestra de aula, a la que confundida a veces llamaba mamá.
¿Qué será de ella ahora?
Quisiera decirle que me hizo escritora, que fui más allá del abecedario y que guardé
en la carpeta el uno, el dos y el tres.
Ella jamás guardó nada, fue ella quien nos quiso
y abrió siempre las ventanas.
Lima, 06 de julio de 2022
Ventana abierta y Lilas, Valentín Serov, 1886
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